La nueva normativa que equipara la protección de las personas trabajadoras del hogar con el resto de sectores
En los últimos años, la regulación del trabajo doméstico ha sido objeto de múltiples reformas con el objetivo de acabar con una discriminación histórica que ha dejado a las personas empleadas del hogar en una situación de precariedad legal y falta de protección frente a los riesgos laborales. El Real Decreto 893/2024, publicado en el BOE el 11 de septiembre de 2024, es una muestra del esfuerzo por corregir estas desigualdades. Esta normativa supone un hito al regular de forma específica la seguridad y salud en el empleo doméstico, un sector tradicionalmente olvidado por el legislador y que, hasta hace poco, carecía de la misma protección que otros ámbitos laborales.
Contexto del Real Decreto 893/2024
Uno de los aspectos más relevantes de esta nueva norma es la obligatoriedad de los empleadores de garantizar la seguridad de quienes trabajan en sus hogares, a través de medidas preventivas y la evaluación de riesgos en el entorno laboral. Este avance es una clara respuesta a la necesidad de reconocer la importancia de este trabajo, que es fundamental para la sociedad, y de darle el mismo valor que a cualquier otra actividad laboral.
Históricamente, el trabajo doméstico ha sido considerado de menor valor económico, lo que ha derivado en una normativa escasa y desigual en comparación con otros sectores. Esta actividad, en su mayoría desempeñada por mujeres, ha sido desatendida en cuanto a la seguridad social y la protección frente a los riesgos laborales. El Real Decreto 893/2024 busca corregir esta situación, situando a las personas trabajadoras del hogar al mismo nivel de protección que cualquier otro sector.
¿Qué regula el Real Decreto 893/2024?
La nueva normativa se centra en garantizar la protección frente a los riesgos laborales de las personas empleadas en el hogar familiar. A través de este Real Decreto, se armoniza la relación laboral especial del servicio del hogar con las disposiciones generales de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, lo que supone un paso importante hacia la igualdad de derechos. Entre los aspectos más destacados de la norma, se incluyen:
- Evaluación de riesgos laborales: Obliga a las personas empleadoras a realizar una evaluación de riesgos que permita identificar y prevenir posibles peligros en el entorno del hogar.
- Medidas preventivas: Se deben adoptar todas las medidas necesarias para eliminar o reducir los riesgos identificados, incluidas las adaptaciones en el domicilio y la entrega de equipos de protección individual (EPI).
- Derecho a la formación: Las personas trabajadoras del hogar deben recibir formación específica en materia de prevención de riesgos laborales, algo esencial para la reducción de accidentes y enfermedades derivadas del trabajo.
- Vigilancia de la salud: La vigilancia periódica del estado de salud de las personas trabajadoras será obligatoria, contribuyendo así a la identificación temprana de enfermedades relacionadas con su actividad.
Impacto en la igualdad y visibilización del trabajo doméstico
El Real Decreto 893/2024 no solo mejora las condiciones laborales, sino que también tiene un fuerte componente de justicia social y de igualdad de género. Al regular un sector altamente feminizado, el decreto pretende combatir la discriminación de género y poner fin a la histórica invisibilidad del trabajo doméstico, un sector que, en muchos casos, ha estado asociado con una percepción de menor valor.
El reconocimiento de derechos como la protección frente a la violencia y el acoso en el trabajo, así como la introducción de protocolos de actuación, son avances clave en la lucha contra la precariedad en el empleo doméstico. Además, se visibilizan por primera vez las enfermedades profesionales que afectan a las personas trabajadoras del hogar, quienes hasta ahora enfrentaban mayores dificultades para el reconocimiento de sus problemas de salud derivados del trabajo.
Una opinión necesaria: la importancia de esta reforma
Este Real Decreto marca un antes y un después en la consideración legal y social del trabajo doméstico. No obstante, la implementación efectiva de la normativa será clave para que estos avances realmente transformen el sector. El hecho de que la protección de las personas empleadas del hogar sea ahora comparable a la de otros sectores es una noticia muy positiva, pero es necesario que tanto las personas empleadoras como las instituciones públicas colaboren en su correcta aplicación.
Además, el éxito de esta normativa dependerá de que se garantice el acceso a la información y a las herramientas que faciliten el cumplimiento de las nuevas obligaciones, como la evaluación de riesgos y la formación preventiva. Este reto no debe subestimarse, ya que, en muchos casos, las relaciones laborales en el ámbito del hogar se caracterizan por la informalidad, lo que puede dificultar la implementación de las medidas preventivas establecidas en la norma.
Una protección más justa para las personas trabajadoras del hogar
El Real Decreto 893/2024 es un avance significativo en la equiparación de los derechos de las personas empleadas del hogar con los del resto de los sectores laborales. Con esta normativa, se corrigen injusticias históricas y se pone en valor una profesión que es fundamental para la sociedad, pero que hasta ahora no había recibido el reconocimiento y la protección adecuados. La clave ahora está en asegurar que esta normativa se implemente de manera efectiva, de modo que todas las personas empleadas del hogar puedan disfrutar de los mismos derechos que cualquier otro trabajador o trabajadora.
Este tipo de avances legislativos son esenciales para cumplir con los objetivos de igualdad y justicia social, y para continuar en el camino hacia un mercado laboral más equitativo y seguro para todas las personas trabajadoras.